BOOK 1
6 [Night in a cave. Dissension. Tanis decides.] p.52
At least some things never changed, dwarves among them.
9 [Flight! The white stag.] p.75, 76
“I say we throw the dwarf off the mountain,” growled Caramon to Tanis.
Tanis grinned. “He'd rattle all the way down and give away our position.”
“How certain is one of anything, Half-Elven?” the mage replied. “I am not certain of drawing my next breath. But go ahead. Walk into the wood that no living man has ever walked out of. Death is life's one great certainty, Tanis.”
10 [Darken Wood. The dead walk. Raistlin's magic.] p.84
Well, there we were, listening to the old man talking of Huma and he−the old man, not Huma−
11 [The Forestmaster. A peaceful interlude.] p92
the creatures call themselves ‘draconians’ and speak of belonging to the ‘Order of Draco.’”
(Draco would be pleased ^^ xD)
12 [Winged sleep. Smoke in the east. Dark memories.] p.97, 99
Never in his wildest kender imaginings had he dreamed of flying. This was worth fighting all the draconians on Krynn.
Mortals were not meant to fly.
15 [Escape, The well. Death on black wings.] p.129
He could only stare in horror and awe and marvel at the creature's deadly beauty.
16 [A bitter choice. The greatest gift.] p.136
“It's hair from the mane of a griffon.”
Caramon guffawed. “Griffon!” He snorted. “There's about as many griffons on Krynn as there are−”
“Dragons,” interjected Raistlin smoothly.
17 [The Paths of the Dead. Raistlin s new friends.] p.139
He was very proud of it and was deeply wounded when Caramon told him it would be of use if they ran into any ferocious rabbits.
19 [One broken city. Highbulp Phudge I, the Great.] p.168
“We're in this together.”
(*all in East High costumes, again!* demasiado HSM para mi... u-u)
22 [Bupu's gift. An ominous sight.] p.197
The city that was dead was now buried.
BOOK 2
3 [The slave caravan. A strange old magician.] p.222
The tree did not respond. It also did not move.
5 [The Speaker of the Suns.] p.245
At sight of her, Caramon's mouth sagged open. Riverwind's eyes widened. Even Raistlin stared, his eyes seeing beauty at last, for no hint of decay touched the young elfmaiden. Her hair was honey pouring from a pitcher; it spilled over her arms and down her back, past her waist, touching her wrists as she stood with her arms at her sides. Her skin was smooth and woodland brown.
7 [Farewell. The companions' decision.] p.254
“I know not, Tanis. But-you right. There power be, within Old One. I feel great power. I fear.” His eyes gleamed. “And I hunger!”
(so like his brother...)
8 [Doubts. Ambush!. A new friend.] p.258, 260
“Quith-pa,” said Gilthanas. “Iron rations, in your language. It will last us for many weeks, if need be.”
“It looks like dried fruit!” Caramon said in disgust.
“That's what it is,” Tanis replied, grinning.
Caramon groaned.
“What is it?” piped Tasslehoff. “I can't see!”
“Shhh!” Tanis glared at the kender, and Tas clapped his own hand over his own mouth to save Tanis the trouble.
9 [Suspicions grow. The Sla-Mori.] p.272
“What a beautiful sword,” Tasslehoff said, his shrill voice breaking the reverent silence. Tanis glared at him sternly. “I'm not going to take it!” the kender protested, looking wounded. “I just mentioned it, as an item of interest.”
10 [The Royal Guard. The Chain Room.] p.277, 280, 281
“It's not that I'm afraid,” Tas confided in a whisper to Flint. “It's just that I'd rather be somewhere else.”
“Looks real to me!” Caramon said, staring at the door suspiciously. “It's even got hinges!”
“Of course, it does,” Flint snorted. “We don't build false doors to look false-even a gully dwarf knows that.”
“The dwarves slipped up,” he said, grinning at Flint. “This is a false door that looks false.”
“And therefore not to be trusted,” Flint said flatly.
“Bah, dwarves have bad days like everyone else,” Eben said, bending down to try the catch.
11 [Lost. The plan. Betrayed!] p.289
Sturm and Caramon and Eben exchanged quick glances-three humans sticking togehter against the elves, he caught himself thinking. But perhaps I'm just as bad, believing in Gilthanas because he's an elf.
12 [The parable of the gem. Traitor revealed. Tas s dilemma.] p.296
If the milk's spilled, the cat will drink it,
15 [The Dragon Highlord. Matafleur's children.] p.325
There was no need for talk among these men, nor was there need for talk between enemies. Respect, grudging as it may be, was apparent on both sides. As for the battlerage, that was unnecessary. This would be fought coolly. The major victor would be death.
[The Wedding] p.328, 333, 334, 335
the gully dwarves stood on top of the walls throwing rocks, dead rats, and occasionally each other down on the frustrated draconians.
The company of the dark-souled, cynical mage seemed more suited to him tonight than music and laughter.
“Hope is the denial of reality. It is the carrot dangled before the draft horse to keep him plodding along in a vain attempt to reach it.”
Nameless and lovely, more lovely because she was nameless,
11.06.2007
Cosa Fácil
Capítulo I ~ p.20&21
Era necesario contemplar la placa mañana a mañana para constatar que nada podía ser demasiado en serio. Que ningún detective de película seria compartiría el despacho con un experto en drenaje profundo, un tapicero y un plomero.
Mucho menos suscripciones al Excélsior después de lo mierda que se había vuelto.
Capítulo II ~ p.37
−¿Y sabe qué? −dijo para culminar el diálogo−. Que hay oficios que mejor van y chingan a su madre.
−De acuerdo −dijo el ingeniero en cloacas, experto en inundaciones de caca.
Capítulo IV ~ p.73
(...)y Salió no sin antes dedicarle una sonrisa franca a la niña que gateaba cerca de la mesa, la cual, para sorpresa, quizá porque no le habían dicho que seguía siendo un extraño, se la devolvió.
Capítulo VI ~ p.143
−Nomás que ya no veo una puta chingada con las luces de los anuncios. ¿Qué, hay que hacerlo a oscuras o de jodida podemos prender las veladoras?
Capítulo VII ~ p.143
Caray, que peliculesco. Decidió ponerle WW al asesino en lugar de X; eso aumentaba el exotismo.
Capítulo IX ~ p.192
Se separó de la pared y se quedó mirando las tres fotos y los tres papeles bajo ellas como quién contempla un cuadro de Vang Gogh. Los detectives de novela hubieran dicho: “¡Listo!” Y todo hubiera casado.
Capítulo XI ~ p.231,245&246
Después de todo, en términos de imagen había mejorado notablemente. Un parche en el ojo izquierdo, una barba crecida, un bastón sólido que con la ingeniería adecuada podía ocultar un estelita, como el del conde de Montecristo.
−Ando buscando a un hombre −dijo el detective, tratando de penetrar la penumbra con el ojo sano.
−Puede ser que lo haya encontrado.
−Dicen sus vecinos que se llama usted Sebastián Armenta.
−Cierto es.
Los ojos del viejo lo miraron taladrándolo. ¿Eran los ojos húmedos y persistentes de Zapata? ¿Eran esos ojos con sesenta años más y muchas menos esperanzas?
−El hombre que busco salió de Morelos en el año 19 porque ya no se le quería bien.
−Algo hay de eso... El gobierno no lo quería bien.
−Luego estuvo en el 26 en Tampico con un joven de Nicaragua que se llamaba Sandino.
−General de hombres libres, el general Sandino −afirmó el viejo.
−Contrabandeó armas para él en ese mismo año a bordo de una barcaza que se llamaba Tropical.
−Había otras dos llamadas Superior y FOAM. Buenos barquitos, dieron su servicio...
−Se llamaba por aquél entonces Zenón Enríquez, y era capitán del ejército libertador.
−El capitán Enríquez; el callado, de decían... Así es.
−En 1943 de paso por Costa Rica se hizo un pasaporte a nombre de Isaías Valdez para regresar a México.
−Isaías Valdez −repitió el viejo como confirmando.
−A mediados del año 44 entró a trabajar en el mercado Dos de Abril. Se llamaba entonces Eulalio Zaldívar. Gran amigo de Rubén Jaramillo.
−Gran amigo de un gran compañero, el último de los nuestros.
−Dejó el mercado en 47 y volvió a él en el 62, para irse de nuevo en el 66. en 1966 regresó al Olivar de los Padres y vivió de hacer recetas bajo el viejo nombre de Isaías.
−Estuvo en Morelos de 1947 a 1962
−En 1970 un viejo que se llamaba como usted, Sebastián Armenta, llega a vivir a esta colonia, hace su cueva y vive de vender dulces a la salida de los cines de Avenida Revolución. Dulces de coco, alegrías, ates.
−Así fue.
−¿Conoce a ese hombre?
El viejo hizo una pausa, Héctor extendió un Delicado con filtro. El viejo aceptó, cortó el filtro con los dientes y se puso el cigarrillo por la punta de la boca, esperó que se lo encendiera y dio una larga chupada. Luego echó el humo hacia el techo de la cueva.
−Usted anda buscando a Emiliano Zapata −dijo al fin.
−Así es.
Durante un instante, el viejo continuó fumando, como su no hubiera oído la respuesta. Los ojos más allá de la cortina roja, en la noche cerrada a las espaldas del detective.
−No, Emiliano Zapata está muerto.
−¿Está seguro, mi general?
−Está muerto, yo se lo que digo. Murió en Chinameca en 1919 asesinado por traidores. Las mismas carabinas asomarían ahora... Los mismos darían la orden. El pueblo lloró entonces, para qué quiere que llore dos veces.
Era necesario contemplar la placa mañana a mañana para constatar que nada podía ser demasiado en serio. Que ningún detective de película seria compartiría el despacho con un experto en drenaje profundo, un tapicero y un plomero.
Mucho menos suscripciones al Excélsior después de lo mierda que se había vuelto.
Capítulo II ~ p.37
−¿Y sabe qué? −dijo para culminar el diálogo−. Que hay oficios que mejor van y chingan a su madre.
−De acuerdo −dijo el ingeniero en cloacas, experto en inundaciones de caca.
Capítulo IV ~ p.73
(...)y Salió no sin antes dedicarle una sonrisa franca a la niña que gateaba cerca de la mesa, la cual, para sorpresa, quizá porque no le habían dicho que seguía siendo un extraño, se la devolvió.
Capítulo VI ~ p.143
−Nomás que ya no veo una puta chingada con las luces de los anuncios. ¿Qué, hay que hacerlo a oscuras o de jodida podemos prender las veladoras?
Capítulo VII ~ p.143
Caray, que peliculesco. Decidió ponerle WW al asesino en lugar de X; eso aumentaba el exotismo.
Capítulo IX ~ p.192
Se separó de la pared y se quedó mirando las tres fotos y los tres papeles bajo ellas como quién contempla un cuadro de Vang Gogh. Los detectives de novela hubieran dicho: “¡Listo!” Y todo hubiera casado.
Capítulo XI ~ p.231,245&246
Después de todo, en términos de imagen había mejorado notablemente. Un parche en el ojo izquierdo, una barba crecida, un bastón sólido que con la ingeniería adecuada podía ocultar un estelita, como el del conde de Montecristo.
−Ando buscando a un hombre −dijo el detective, tratando de penetrar la penumbra con el ojo sano.
−Puede ser que lo haya encontrado.
−Dicen sus vecinos que se llama usted Sebastián Armenta.
−Cierto es.
Los ojos del viejo lo miraron taladrándolo. ¿Eran los ojos húmedos y persistentes de Zapata? ¿Eran esos ojos con sesenta años más y muchas menos esperanzas?
−El hombre que busco salió de Morelos en el año 19 porque ya no se le quería bien.
−Algo hay de eso... El gobierno no lo quería bien.
−Luego estuvo en el 26 en Tampico con un joven de Nicaragua que se llamaba Sandino.
−General de hombres libres, el general Sandino −afirmó el viejo.
−Contrabandeó armas para él en ese mismo año a bordo de una barcaza que se llamaba Tropical.
−Había otras dos llamadas Superior y FOAM. Buenos barquitos, dieron su servicio...
−Se llamaba por aquél entonces Zenón Enríquez, y era capitán del ejército libertador.
−El capitán Enríquez; el callado, de decían... Así es.
−En 1943 de paso por Costa Rica se hizo un pasaporte a nombre de Isaías Valdez para regresar a México.
−Isaías Valdez −repitió el viejo como confirmando.
−A mediados del año 44 entró a trabajar en el mercado Dos de Abril. Se llamaba entonces Eulalio Zaldívar. Gran amigo de Rubén Jaramillo.
−Gran amigo de un gran compañero, el último de los nuestros.
−Dejó el mercado en 47 y volvió a él en el 62, para irse de nuevo en el 66. en 1966 regresó al Olivar de los Padres y vivió de hacer recetas bajo el viejo nombre de Isaías.
−Estuvo en Morelos de 1947 a 1962
−En 1970 un viejo que se llamaba como usted, Sebastián Armenta, llega a vivir a esta colonia, hace su cueva y vive de vender dulces a la salida de los cines de Avenida Revolución. Dulces de coco, alegrías, ates.
−Así fue.
−¿Conoce a ese hombre?
El viejo hizo una pausa, Héctor extendió un Delicado con filtro. El viejo aceptó, cortó el filtro con los dientes y se puso el cigarrillo por la punta de la boca, esperó que se lo encendiera y dio una larga chupada. Luego echó el humo hacia el techo de la cueva.
−Usted anda buscando a Emiliano Zapata −dijo al fin.
−Así es.
Durante un instante, el viejo continuó fumando, como su no hubiera oído la respuesta. Los ojos más allá de la cortina roja, en la noche cerrada a las espaldas del detective.
−No, Emiliano Zapata está muerto.
−¿Está seguro, mi general?
−Está muerto, yo se lo que digo. Murió en Chinameca en 1919 asesinado por traidores. Las mismas carabinas asomarían ahora... Los mismos darían la orden. El pueblo lloró entonces, para qué quiere que llore dos veces.
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